sábado, 26 de junio de 2010

Violencia de la poesía / Raúl Gustavo Aguirre

Vamos a proclamar que el poeta es un ser humano, habitante del mundo.
Vamos a proclamar que la poesía es el hombre. Vamos a terminar con la significación literaria de la palabra poesía, con la significación inerme, tranquila, indeterminada, escrita, de la palabra poesía.
Los poetas de hoy deben escribir en el aire, limpiar el aire. Esta es su tarea inmediata, su tarea más difícil. No se trata ya de versos o de imágenes. Ellos son siempre un excedente, un sencillo desecho que servirá para construir las ciudades nuevas. Se escribe sólo una parte de la poesía. La parte mayor, la parte principal, esencial, está en el espacio. Ella sostiene las señales, los caminos, las brújulas.
Basta ya de papeles y de disquisiciones circulares. La mano del poeta no es diferente ni heroica. Es la mano de una persona de confianza.
Basta de insultos a la sombra del mundo. Construir sobre el alba, allí donde cada herida avanzará hacia la indiferencia.
No haremos poesía en el espacio donde toda palabra es inútil. La poesía por la que trabajamos tendrá siempre una inexorable acción sobre las relaciones humanas. La poesía, a través de los que identifican con su vida ese hacer, ha de llegar también a los que no comprenden el escrito, ha de llegar en acto y en presencia. Y las criaturas sin fidelidad a sus ojos, los continuos saqueados, serán así defendidos. El poeta hará posible la comunicación, los bellos gestos, la continuación de la vida. (Viejo perro sin amo, habrá gustado el curso de vuestras palabras, acelerado por su presencia). El más bello ademán matará al último de los canallas.
Los poetas dicen la verdad con sus siete colores: hay entre esos colores un amarillo ingenuo y un violeta con trágica experiencia, hay un niño y un viejísimo dios, una ciudad despierta por un grito, y un cofre de maravillas. (Un cofre de tierra preciosa, porque ellos son dueños de la piedra antifilosofal, que transforma el oro en plomo).
La poesía será una forma de caminar, o de habitar el mundo. Cada poema es un accidente, una circunstancia.
Hablemos de caminar, de comprender, hablemos de la indignación de los testigos y de los que tienen que ganar su hambre. Hablemos de la única manera de estar entre los otros. Hablemos de las soluciones universales y del tesoro único de cada hombre.
Y el poeta debe responder por todos los hombres, puesto que los representa y significa.
La poesía ya no es un frasco de agua sin olor, sino la música donde sucede cada movimiento de las fibras musculares.
Niño, no mates a tus poetas, porque ellos vienen a devolverte la vida.
El poeta viene a unificar vuestras mejores experiencias, vuestros momentos cruciales, y a devolveros su fuerza.
La gran memoria sostiene los ojos que justificarán el mundo.
El poeta es el único que puede comprender. El decidirá en última instancia sobre las relaciones entre la lógica y la vida, entre la mecánica, los mitos, la planificación y la vida.
Es necesario que la realidad, antes de existir, sea soñada. Nada se materializa más fácilmente que un verdadero sueño.
Vosotros venceréis siempre a las máquinas de calcular, porque la fuerza del que ve claro lleva mil siglos de ventaja. Ver a través de vuestros dolores, ver a través de vuestros sueños, ver a través de vuestra inocencia.
La poesía deviene, violentamente, antipoesía. Ella se instala ahora en vuestros cuerpos, habita vuestras casas y combate por vuestra dignidad en todos los frentes.
A vivir por vosotros.
Sólo así el poeta tiene derecho, a veces, a entregar algunas imágenes, algunas sugestiones, a devolveros doble por sencillo.



Raúl Gustavo Aguirre (Buenos Aires, 1927-1983)

En El movimiento Poesía Buenos Aires (1950-1960),
Buenos Aires, Editorial Fraterna, 1979

miércoles, 23 de junio de 2010

Certezas matinales / Joaquin Giannuzzi


Dominados cuando tu mano espiritual

se abandona a la realidad inexplicada

los pulidos objetos sobre la mesa

no plantean ningún enigma. Estar allí

es lo más feliz que puede sucederles.

Mi respiración

que había amanecido tan difícil

entra en la fresca pulsación de la mañana.

El mundo podría olvidar desde ahora

su jadeo nocturno, sus reiterados sueños negativos

si comenzara de nuevo

con la misma certeza de mi mano

alzando esta taza de café.


 
Joaquin Giannuzzi (Buenos Aires, 1924- Salta, 2004)

en Obra poetica: Cabeza  final, Emece, Buenos Aires, 2000.

miércoles, 16 de junio de 2010

No debe ser este el titulo que recorra el mar de la memoria / Alexis Comamala


Desde el horror de sus bostezos son los primeros asesinos de la ternura
Roque Dalton

TITULARES DEL DIARIO DE HOY:
¿QUÉ TIENE GANAS DE DECIR EL-YO QUE AGUARDA DETRÁS/ADENTRO DE ESTE CUERPO?

No debe ser este el título que recorra el mar de la memoria.
Entonces, qué debe ser este canto, este grito, este vómito.

Las imágenes de Malvinas por televisión,
no recuerdo si a color o blanco y negro,
difusas ya, pero certeras.
Plomos cruzando el día y la noche.

Ella es la caja preferida de nuestros recuerdos.

Este es un poema, un intento de matar la inocencia,
lo que sucede cuando la conciencia nos llega.

25 de junio de 1978,
Argentina gana el campeonato mundial de fútbol en casa,
nazco un año después.
A mí no me gusta el fútbol,
me gustaba pero ya no me gusta.
Simple: no me gusta.
No sé qué es lo que odio.

No es por ese aniversario que no me gusta,
es por los dos goles en contra
que metí en un mismo partido 
con diferencia de veinte minutos entre uno y otro
cuando tenia ocho años.

Jugábamos en un descampado a dos cuadras de casa,
cerca de la barranca
con camisetas Zazo naranjas,
igual que la Naranja mecánica.


Creo que debo reconciliarme con el fútbol.
Creo que debo reconciliarme con la casa.


Casa es esto que nos contiene.
Casa ésta llena de periodistas.
Casa ésta llena de milicos.
Casa ésta llena de balas que matan.
Casa es mi madre.
Casa es mi padre.
Casa es mi abuela Uti y mi abuelo albañil.
Casa es una casa para pocos.

Todas las casas fueron casas para pocos.

Casa es un lugar lleno de cuerpos sin nombre.
Casa ésta llena de jugadores.
Casa ésta llena de poetas muertos.
Casa ésta llena de revistas, libros y diarios quemados.
Casa ésta llena de silencios.

A mí me gusta el silencio, pero no el de mi casa.
Odio los gritos y prefiero la muerte digna.

Casa es un lugar para el olvido.

Afuera está el mar con sus consecuencias,
con lo que se olvida y se anida.
con los recuerdos inventados.

Para seguir debemos inventarnos recuerdos.

El corazón necesita de mentiras bien hechas
que cambien este país.


Alfonsín es el padre de la patria.
Alfonsín es el padre del olvido.
Es diciembre de 1983.
Tendríamos que nombrar a otros
pero con este muerto alcanza de momento.

Olvidar por decreto,
no es bueno,
no es bueno olvidar el nombre
de los que nacen
ni de los que mueren.

Este ha sido siempre un tiempo nuevo
donde la política es un sello de muerte.

Mi abuela miraba a Don Neustad y a Mister Grondona,
y yo los odiaba porque no podía ver mi serie preferida.
Ya no sé qué es lo que prefiero.
Ahora los odio por otras cosas, también.

Mi memoria es fotográfica,
tengo fotos de todos ustedes.
Tengo fotos no reveladas
de mis tíos muertos en el baño de su casa.
Ellos cayéndose, eso dice mi madre.
Y mi padre no habla, calla.
Mi madre habla pero calla.
No puede decir todo.
Porque todo sería una cortina negra de humo
tejida en la familia de mi padre
que nos dejaría a la intemperie.

Entonces
mi padre llorando
sentado en la escalera de mi casa
desde que sucedió lo que sucedió,
día tras día en busca de calmar lo que no se entiende.

La causa está abierta, me dijo mi prima hace poco.
Se dice que,
se dice que murieron,
se dice
murieron asfixiados por el gas en el baño
despedido por una garrafa.
Mi prima estaba a metros sobre la cama
esperando a sus padres.
Ellos nunca salieron del baño.
¿Cuántos años le costó a mi prima salir de encima de la cama?
¿Cuántos años le costó vivir de otra manera?

Yo no puedo contarlo todo.
Esta es la casa de mis tíos aquí,
¿La ven?
fue volteada para construir un edificio en barrio Pueyrredón.

La causa no fue cerrada.
Quedó en suspenso como un gas denso, toxico, inescrutable.

A mi padre le encantan los militares.
Pide a veces cuando lee, escucha o ve noticias policiales,
que vuelvan las oscuras golondrinas a su balcón.
Al balcón de la casa.
Al balcón de la patria.

Mi padre me enseñó quién es Tosco,
él lo admira, “no choreaba” dice.
Mi padre me enseñó quiénes fueron los militares.
La memoria es selectiva, ergo, yo prefiero a Tosco.

La memoria no ocupa lugar.

El cuerpo humano se compone de diez sistemas
tiene doscientos seis huesos.
A algunos se los rompían con un palo, dijo a los huesos. 

La mano consta de una palma ancha
y de cinco extremidades.
A algunos los ataban de ahí por días.

La memoria de un hombre registra los movimientos del viento.

Si no tuviéramos el pulgar no podríamos agarrar las cosas por su tallo.
La memoria ocupa un lugar inmenso
del tamaño de ochocientos dinosaurios puestos a cantar boleros.

El pasado es un bolero mal cantado.
A mí no me gustan los boleros.

Me gustan los ojos, los llamados globos oculares
que tienen la medida de dos coma cinco cm.

La memoria por momentos exagera.
La belleza también es un bien público.

La muerte de los diez sistemas del cuerpo humano,
hoy, en el mundo, dependen de quiénes tengan
más exagerado el sentido de las armas químicas que el de la ternura.

La memoria del pueblo es un arma cargada de futuro,
la poesía es un arma cargada de pasado.
La poesía es un trapo útil no sé muy bien para qué.


Alexis Comamala

(Leido en la jornada Escena y Memoria. Memorias a escena: poéticas personales sobre el 24 de marzo. Teatro Real, Córdoba, marzo de 2010 y publicado en la homónima antología en marzo de 2011.)


Hablando solo / Alexis Comamala

Hablando solo.




Cerrados mis ojos
imploro tu nombre.


No hay magia
solo alimento cotidiano de desgaste y circunstancia.


Una aplanadora de ideas en mi cabeza repite tu humanidad




Espalda
piernas
labios
pechos
manos
pelo


Sentado en el baño mastico
la intensidad de tu cuerpo, toda mi existencia.


Alexis Comamala

de La noticia es el diluvio. Inédito

Historia del arte / Alberto Girri

Mordimos sobre cuanto existe hasta escarnecerlo, hasta la desvergüenza, una provocación a lo desconocido, un esfuerzo a menudo ...